Hey! Quedate joven e invencible.
Poesía, Filosofía y Música para pastillas.
lunes, 22 de julio de 2013
domingo, 10 de marzo de 2013
Primera decepción, última conversación
Solíamos hablar durante horas sobre tantas cosas, desde poesía hasta comida exótica. Pero la cosa de ponía espesa cuando había que hablar de él.... Parecía tema tabú. Era cuestión de estar en un momento riendo sin parar pero cuando le decía ''te acordás de...'' y cualquier historia referida a él su cara cambiaba completamente, la sonrisa burlona se convertía en seriedad medio trillada, los ojos se le volvían espesos parecía recordar todo en ellos que se nublaban y casi casi que querían asomarse unas lágrimas acumuladas de tristeza que ella, por supuesto, secaba rápidamente . El cuerpo se le deshacía, se asomaba el dolor escondido, su cara se volvía pálida, mientras que yo le hablaba y le recordaba todos los lindos momentos. Ella mantenía su cabeza gacha y a veces sonreía, reviviendo las memorias escondidas. Todo, todo se destruía en su interior y su boca se abría como que deseaban escaparse un montón de palabras casi muertas, pero se retenía, se arrepentía y las palabras quedaban ahí, guardadas como debía ser. Yo la observaba, su tristeza llegaba a mi corazón, yo la entendía, me dolía, después de todo ese había su ''primer amor'', la primera decepción, la primer lágrima con derecho, lo que nunca se olvidaría. Cuando terminé mi relato la miré como esperando a que su pena fuera liberada. No dijo una palabra. Y luego de un silencio prolongado, esbozó una sonrisa sarcástica y mirando a los recuerdos me dijo, con una voz rajada: ''Sabés? Siempre imaginé al amor como algo bello, ahora me doy cuenta que lo único bello fue creer que había amor''. No dijo nada más, cambió de tema. Aquella vez me di cuenta que ya no habría otra vez,había sido la última oportunidad para hablar de ese tema. Sonrió forzadamente y habló, otra vez de todo, todo menos de él.
martes, 5 de marzo de 2013
Lejanías
La noche esta casi helada
y su café se enfría lentamente
a ella no le importa,
ella lo disfruta,
lentamente.
Mira hacia el ventanal
y piensa, quizás
en aquel amor
que aún no llegó a su encuentro.
Y retuerce su cabello
e imagina, tal vez
el encuentro soñado
con su hombre amado.
Pide a gritos
en un silencio mudo,
que la salve
de esta vida desecha.
Imagina, otra vez.
Un sueco, a lo mejor,
aspecto frío,
pero mirada cálida
Se sumerge en su mundo
y se pregunta:
''Dueño de mis desvelos,
ser sin forma precisa,
enigma de mis pensamientos
¿Pensarás tanto en mi
así como yo en ti?
En noches heladas como esta
e incluso en días cálidos
de sol alegre
¿Me desearas en forma desesperada?''
Y la escena se repite
mientras ese café
ya se ha enfriado
y el cigarrillo
se consume con prisa al frío.
Aún mira las estrellas,
pues entiende
que lo bueno
tarda en llegar.
Y con una esperanza cansada
se levanta de su sueño
volviendo así
al infame mundo.
Y silenciosa
sale por la puerta
en busca de su amor.
Como quien es
impulsado de repente.
Sabe que en alguna estrella
él aguarda su llegada.
y su café se enfría lentamente
a ella no le importa,
ella lo disfruta,
lentamente.
Mira hacia el ventanal
y piensa, quizás
en aquel amor
que aún no llegó a su encuentro.
Y retuerce su cabello
e imagina, tal vez
el encuentro soñado
con su hombre amado.
Pide a gritos
en un silencio mudo,
que la salve
de esta vida desecha.
Imagina, otra vez.
Un sueco, a lo mejor,
aspecto frío,
pero mirada cálida
Se sumerge en su mundo
y se pregunta:
''Dueño de mis desvelos,
ser sin forma precisa,
enigma de mis pensamientos
¿Pensarás tanto en mi
así como yo en ti?
En noches heladas como esta
e incluso en días cálidos
de sol alegre
¿Me desearas en forma desesperada?''
Y la escena se repite
mientras ese café

y el cigarrillo
se consume con prisa al frío.
Aún mira las estrellas,
pues entiende
que lo bueno
tarda en llegar.
Y con una esperanza cansada
se levanta de su sueño
volviendo así
al infame mundo.
Y silenciosa
sale por la puerta
en busca de su amor.
Como quien es
impulsado de repente.
Sabe que en alguna estrella
él aguarda su llegada.
jueves, 31 de enero de 2013
Mujer de mar

jueves, 27 de diciembre de 2012
Retrata mi alma

así de perfecta, así de inconclusa.
Tenía esa mirada de dragón de fuego
tan penetrante, tan negruzca
una voz que encandilaba a su alrededor
sus manos eran ágiles, eran bellas,
eran puras.
Y cuando tomaba el pincel
en el lienzo blanco ángel
lograba destellos de luces de colores
la realidad no era suficiente,
se transportaba a lo más lejos del mundo,
a donde nadie pudiera encontrarlo:
su mente.
Y mientras pincelaba,
deliraba en silencio lamentos lejanos,
rememoraba un pasado distante
y los mezclaba con la esencia del futuro soñado.
El frío de junio y el de su corazón
se juntaban para crear calor
a esa alma bohemia
que poco a poco hacía de la fantasía
una realidad pintada.
domingo, 2 de diciembre de 2012
Nunca, jamás
Miró su cara entre la gente y
lo reconoció enseguida.
tan llena de emociones apretadas
que pedían a gritos salir, ser reveladas.
Entonces ella podía entender su dolor,
llevarlo a su corazón y
ponerlo en su propia piel
entendía que detrás de esa soberbia falsa
y esa risa barata, había un corazón desplomándose
porque su risa y su andar podían mentir,
pero esa mirada no.
Su vida se caía lentamente,
los cristales de su pensamiento
se partían en partes muy pequeñas,
imposibles de armar;
y aunque él no admitiera su pena,
por costumbre de una infancia indeseada,
ella podía distinguir que algo se pudría dentro de él.
Siempre tan lejos, siempre al borde de amarla,
pero jamás sucedía.
Y pesar que a ella el tiempo y los sentimientos
le jugaron una mala pasada,
nunca se iba a alejar de su lado.
Porque aunque el no lo admitiera, la necesitaba,
en una forma muy confusa, pero la necesitaba.
No importa se estuviera acá o allá,
no importa si la quisiera o no,
ella nunca iba a dejarlo caer,
porque sus brazos siempre estarían abiertos
al precio que fuera,
sólo para no dejarlo caer.
Pensó que quizás, tal vez,
no había cambiado demasiado,
reconoció esa mirada dulce
y sincera pero siempre triste,
pudo entender que la necesitaba
pero cuando se acercaba, el desaparecía
y lo reencontraba en un lugar helado;
continuaba observando esa mirada tan triste,tan llena de emociones apretadas
que pedían a gritos salir, ser reveladas.
Entonces ella podía entender su dolor,
llevarlo a su corazón y
ponerlo en su propia piel
entendía que detrás de esa soberbia falsa
y esa risa barata, había un corazón desplomándose
porque su risa y su andar podían mentir,
pero esa mirada no.
Su vida se caía lentamente,
los cristales de su pensamiento
se partían en partes muy pequeñas,
imposibles de armar;
y aunque él no admitiera su pena,
por costumbre de una infancia indeseada,
ella podía distinguir que algo se pudría dentro de él.
Siempre tan lejos, siempre al borde de amarla,
pero jamás sucedía.
Y pesar que a ella el tiempo y los sentimientos
le jugaron una mala pasada,
nunca se iba a alejar de su lado.
Porque aunque el no lo admitiera, la necesitaba,
en una forma muy confusa, pero la necesitaba.
No importa se estuviera acá o allá,
no importa si la quisiera o no,
ella nunca iba a dejarlo caer,
porque sus brazos siempre estarían abiertos
al precio que fuera,
sólo para no dejarlo caer.
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